Puerto Vallarta es una ciudad relativamente joven que, en las últimas décadas, ha experimentado un crecimiento urbano importante generado por la expansión de la industria turística de la región y la bonanza económica que se ha dado como consecuencia. Naturalmente, el sector inmobiliario ha sido pieza fundamental en este acontecer, incrementando la oferta de vivienda ante el aumento demográfico. De acuerdo con el Observatorio Integral Turístico de Puerto Vallarta y Bahía de Banderas (recuperando datos del INEGI), Puerto Vallarta pasó de tener una población de 35,911 personas en la década de los años 70 a tener 275,640 habitantes en 2015. Por otro lado, cabe señalar que, en el censo de 2010, Puerto Vallarta y Bahía de Banderas en conjunto presentaron una población de 379,886 personas. Naturalmente, la mancha urbana se ha expandido en ambos municipios.
En medio de este fenómeno de aceleración que se da en todas las urbes emergentes, existe una realidad que se da principalmente en las zonas céntricas o primogénitas y que consiste en el desuso de inmuebles. En muchos casos, estos son demolidos para crear nuevos edificios que tengan usos diferentes o que se adapten a las nuevas necesidades del mercado. No obstante, hoy en día, la consciencia por el consumo de los recursos naturales y el impacto ambiental ha provocado que surjan nuevos modelos de edificación sostenible que se pueden implementar precisamente cuando se cuenta con una estructura anterior y que reducen la propagación de las áreas urbanas.
La reutilización de edificios en desuso es una práctica que consiste en el reciclaje de inmuebles antiguos para dotarlos de un nuevo ciclo de vida, ya sea manteniendo o modificando su uso previo. Generalmente, los criterios que entran en juego para determinar si una edificación es candidata a tener este tipo de tratamiento son las condiciones físicas en las que se encuentra, factores económicos, las condiciones ambientales que lo rodean, así como su valor histórico o social.
En Puerto Vallarta esta tendencia encuentra algunos ejemplares. En la colonia 5 de Diciembre, el condominio CR1275 (en calle Costa Rica 1275) es uno de los más recientes ejemplos de reciclaje arquitectónico. Los trabajos de obra estuvieron a cargo del despacho Laboratorio de Arquitectura Mexicana (LAM), por lo que Vallarta Real Estate Guide se acercó a Alberto y Andrés Reyes, dos de los socios de la firma, para conocer los detalles de dicho proyecto.
Alberto, arquitecto, explicó que, aunque anteriormente el sitio albergaba departamentos, su equipo trabajó en un diseño que permitiera optimizar los espacios y aprovechar las vistas naturales. A través de un estudio de cálculo estructural, se analizó el estado del edificio. “En algunos puntos, tuvimos que reforzarlo con estructuras en acero debido a que teníamos la intención de ampliar ciertas áreas como los balcones. La decisión de recuperar la edificación se tomó por un tema de eficiencia de construcción y para generar un menor impacto ambiental”.
Por su parte, Andrés resaltó el potencial del vecindario en donde se ubica el complejo para abrazar este tipo de desarrollo inmobiliario: “Es muy interesante el tema de la colonia 5 de Diciembre porque han habido varias iniciativas de mejoramiento urbano. En el pasado, se configuró como una de las principales zonas comerciales de la ciudad, por lo que tiene cerca toda el área de insumos. Sin embargo, como en muchas comunidades tradicionales de Puerto Vallarta, la población se ha ido envejeciendo y trasladado a otros sitios. No obstante, en la actualidad muchas viviendas están en proceso de revitalización. Las que eran viviendas unifamiliares, ahora se están replanteando como viviendas plurifamiliares verticales. Creo que en los próximos años será una zona muy competitiva”.
La colonia El Centro y la Zona Romántica de Puerto Vallarta son otros lugares que podrían abrazar la recuperación de inmuebles debido a que tienen una alta demanda en el sector inmobiliario y presentan edificaciones relativamente antiguas. Precisamente, otro ejemplo de reutilización arquitectónica lo encontramos sobre la calle Amapas, a una cuadra de Playa Los Muertos. Se trata del hotel boutique Villa Mercedes Petit Hotel, que se erige sobre lo que anteriormente era una finca familiar de descanso. Con el paso de los años quedó en desuso hasta que el arquitecto Óscar Morán Guillén (nieto de los propietarios originales) decidió recuperarla y convertirla en una estancia vacacional. La restauración implicó una rehabilitación de muros, reutilización de materiales de construcción y recuperación de muebles. Actualmente, es un edificio que guarda una imagen tradicional con elementos contemporáneos.
Adicionalmente, Morán desarrolló un segundo proyecto sobre una finca ubicada en El Centro (calle Iturbide 293), conservando muros y basamentos originales. Hoy en día, es un condominio que cuenta con materiales típicos de la arquitectura serrana.
Aunque cada proyecto requiere de una evaluación específica, este modelo constructivo puede implicar una disminución de costos debido a que reduce el transporte de materiales y la energía consumida en las partes del proceso de producción.